Música sonando en una esquina de la noche más húmeda. Viento que azota las miradas en conversaciones absurdas.
Risas que saben a presente entre el humo de pitillos. Malicias que susurrar en algún oído. Caras de pocker, de entender y luego más tarde, de censura.
Gritos que solo se pueden dar de madrugada. Alegre melancolía al encontrar almas parecidas, almas perdidas.
Calles que guardan secretos bajo persianas echadas, callejones olvidados en la penumbra de un farol.
Madrugadas en casas que no son la tuya, sábanas que no sientes frías, ropa tirada en el suelo. Y algo que nunca termina, noches que acaban en vela. Mañanas con luz asesina acompañada de alguien, que no es quién querrías.
María García
Libertad_gg
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