Vivimos en años en los que los cambios en la educación no dejan de sorprendernos. Pero mayor es la sorpresa al observar que la población a la que directamente le afectan las modificaciones en los diferentes aspectos no reacciona. Dicen que cuando se es joven las ganas de luchar son infinitas, que a lo largo de la vida los golpes resquebrajan el ánimo y la pasión sobre las cosas, que la lucha poco a poco se extingue y se va dejando a los nuevos jóvenes con nuevas ganas y mucha fuerza.
Yo pienso, que aunque los golpes nos hagan viejos y sabios no hay día que no debamos luchar por algo, ya que siempre seremos capaces de realizarlo. La fuerza hay que mantenerla, cuidarla y demostrarla. Es decepcionante y muy triste ver como en quienes más fuerza nace, en quienes tomarán las riendas algún día y serán viejos y sabios como los de antes, se diluyan las ganas de alzar la voz y demostrar que al mundo se viene sobre todo para LUCHAR.
María García.
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