domingo, 23 de septiembre de 2012

Bajo un telón lleno de abismos





Sobra espuma en las bañeras de las putas. Faltan versos y poetas. Cae un hilo de agua tibia por su nuca que aterriza en la cavidad curva de su culo. Su pelo alborotado está revuelto. No queda perfume de hombre en su cuello, el jabón silencioso arrasa difundiendo azahar en su piel. No son ojos sino espejos, reflejan la oscura profundidad de un mundo vacío e insolidario. Derroche de sensualidad ahora nadie la observa, sola como su alma, sola como la infinidad. Los despojos de otros son arrastrados por el agua que eleva vapores blancos. Inmersa en desnudez, libre de amarres, de intereses. Llena de vacío, sabe que nadie sembrará flores en su vientre. La casualidad no le regalará a ningún Oliverio recitando a Benedetti.

Unos pies descalzos emprenden el camino sobre lozas húmedas. La desnudez se enfrenta a un espejo certero, le grita lo evidente. Pero, no refleja que es una puta. Material de alquiler con precio fijado. No le recuerda que su absurda libertad depende de los maridos de otras, de los amantes rechazados, de los muchachos olvidados. Se pregunta si podría comprar versos en cualquier esquina. ¿A caso se venden las soledades que ya no se necesitan? No existen los hombres grises que caen de los cielos para escribir realidades en paredes. La cama de una puta oculta ausencias bajo sábanas frías. El colchón no recibe los buenos días, solo un pasaba por aquí. El amor pierde al sexo y este a su vez el alma, la insensatez. La puta sigue un estricto código lleno de reglas, el putero las proclama o las acata como si fuera juez o víctima. Se limitan los movimientos, la imaginación cae muerta como una paloma herida. La lujuria es egoísta y patriarcal, tiene forma fálica.

Las putas son las madres de todos los hombres. Las putas también leen libros. Lloran como beatas al leer que hay amores eternos. Se estremecen cuando descubren que  Florentino Ariza, tan dado a las putas, ama sin remedio a Fermina Daza. Piensan que las páginas amarillentas ocultan el amor real, que sacado a las calles moriría al contacto con el aire. Porque el amor se encierra en las líneas eternas de los libros, dando igual el color, tamaño o calidad de sus pastas. A veces querría vivir dentro de uno aunque no se tratase el amor, tan solo para percibir la ruptura cronológica que en ellos es posible. La vida es continua, por más que queramos ni durmiendo la detenemos totalmente. Pero, en los libros siempre hay un espacio que logra quebrar el tiempo para empezar uno nuevo en el futuro o en su contra revivir un momento del pasado.

Las verdaderas putas controlan el esperpento que les rodea, alejándose del mundo de los hipócritas para ser solo ellas, putas que se alquilan. Para seguir soñando con alguien que les regale un verso. 

María García
@Libertad_gg

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